PONENTE: MINISTRO ARTURO ZALDÍVAR
El gran reto que tenemos en nuestro
país con grandes transformaciones jurídicas que hemos venido desarrollando en
los últimos años es precisamente lograr un cambio cultural cuando nos
enfrentamos a la reforma de derechos humanos la reforma en materia
de amparo, materia
de Derechos Humanos y materia
penal.
Si los juristas, si los abogados, los
jueces, fiscales, no son capaces de cambiar el chip, de cambiar su filosofía,
hasta su ideología jurídica por muy profundas que sean las transformaciones
legales, incluso constitucionales no van a lograr su objetivo, porque al final
de día cualquier reforma constitucional, cualquier gran transformación jurídica
debe ser interpretada y es con esa interpretación en la que va a tener sentido
definitivo, porque un mismo texto que nos puede parecer muy garantista, si no
es interpretado sobre esa lógica puede perderse su naturaleza e intención.
Caso contrario un texto aparentemente
moderado o modesto interpretado con audacia puede llevarnos a lugares
insospechables por quien elaboró originalmente la reforma, de modo que todas
las grandes transformaciones del nuevo sistema penal acusatorio, pasa
necesariamente por los operadores jurídicos que lo implementan tanto los
fiscales, los abogados, defensores, pero particularmente de los jueces porque
son ellos los que en última instancia establecerán las reglas sobres las cuales
se aplicará el sistema y cuál es la verdad jurídica en los casos concretos que
se pongan a su consideración.
La importancia del cambio cultural,
por ejemplo al reflexionar sobre algunas de las cuestiones que se han dado en
la corte a partir del nuevo paradigma constitucional, por ejemplo en
·
Materia
de amparo
·
Materia
de derechos humanos
·
Y
en otros temas .
Nuestro constitucionalismo tradicional
hasta antes de 2011 la mayoría de los operadores creció con un
constitucionalismo nominal, no era un constitucionalismo normativo propiamente
dicho hasta antes de 1995 que fue cuando entra en vigor la reforma
constitucional que re estructura a la
Suprema Corte y el papel que ésta emplea después de esta reforma, ya que
realmente nuestra constitución no era una norma jurídica si no era tomada como
un pacto político, un instrumento de dominación. La actividad de la corte era
limitada para defender derechos fundamentales.
Por ejemplo en materia penal la corte
fue causante de un sistema anacrónico, injusto y sumamente violatorio de los
derechos humanos, todos sabían que cualquier confesión había sido obtenida a
través de la tortura. Incluso la corte
había establecido jurisprudencia en la cual se obligaba a que la persona que
estuviera detenida probara que había sido víctima de tortura, éstas pruebas
eran totalmente absurda por imposible y si el inculpado se retractaba de su
primera declaración la cual rendía en los separos con policías judiciales,
entonces tenía que demostrar las razones por las cuales lo hacía. Obviamente estos criterios de la corte
eran parte del sistema autoritario en el cual el instrumento del ejercicio de
la acción penal era privilegiado para mantener el poder ya sea de procesar o
perdonar al no juzgar. Fue a partir de 1995 cuando la corte
empieza a iniciar una labor en la cual
nuestra constitución empieza a tener fuera de norma jurídica, ya que si bien
es cierto fue durante diez años la corte estuvo dedicada en temas de conflictos
entre poderes, cuando se establece la reforma de 2011. Hasta antes de ese momento la idea del
constitucionalismo nominal un constitucionalismo cerrado, es decir, se pensaba
por los juristas mexicanos que la constitución era un cuerpo cerrado, en virtud
de que solo era válido lo que establecía la propia constitución y nada que
estuviera fuera de ella, los tratados internacionales eran una pieza exótica a
la cual no habría porqué acudir, por lo cual claramente todo el orden jurídico
estaba supeditado en la constitución. Cuando llega la reforma en materia de
derechos humanos en el año dos mil once, se crea un nuevo bloque de
constitucionalidad, formado por los derechos humanos propiamente constitucionales
y por los derechos humanos de fuente internacional.
Por ende se crea un choque cultural en
todo el sistema jurídico mexicano, en los abogados, fiscales, académicos, pero
particularmente en la judicatura y éste hoque cultural en la judicatura se ve
reflejado muy claramente en la Suprema Corte de Justicia, después de esta reforma
tan importante de 2011. Había un enfrentamiento ideológicos de
entender la constitución y por ende
también el derecho que se traducía en la forma de cómo se debía interpretar
esta reforma donde se produjo en la Corte un choque cultural dos visiones de derecho, dos visiones de la
función de la constitución, dos visiones de la función de los jueces y para el
cual tuvieron que pasar años para que se pudiera implementar y aceptar sugiere el ministro que la postura o
actitud que deben tomar los integrantes de la Corte y no solo ellos si no todos
los servidores públicos es ser autocríticos en lo que hacen, tratar de adoptar
con el cambio cultural que implican todas estas grandes transformaciones. A partir de ahí sin retorno, demostrar con los
hechos un compromiso con este nuevo paradigma constitucional, manifiesta estar
convencido que la única manera de que estas transformaciones, particularmente
en el sistema penal acusatorio funcione es si los operadores del sistema
cambian de ideología cultural no solo sobre el proceso penal sino lo que
nuestra función en este diagrama, cual es la función de los jueces, de los
abogados defensores, de los fiscales, peritos,, solo así el sistema penal va a
poder avanzar, es un error responsabilizar al sistema penal acusatorio de los
problemas que estamos viviendo.
Además que manifestó que no podemos
volver al viejo sistema que está superado en todo el mundo y que solo propicia
autoritarismo, abuso de poder y mucha corrupción, sin un cambio cultural es
imposible lograr hacer realidad los ideales que permean en nuestra constitución
a partir de las relevantes reformas en materia de amparo, derechos humanos y
sistema penal acusatorio para que realmente exista un cambio en el país
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